Por qué se debe fomentar la presencia de mujeres en las áreas STEM

La escasez de mujeres en las áreas STEM tiene importantes implicaciones de carácter económico y social que aconsejan adoptar medidas para despertar estas vocaciones desde edades tempranas.

La realidad del mercado laboral es tozuda en cuanto a la falta de mujeres en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés). Algunas voces se muestran críticas sobre la conveniencia de “obligar” a las jóvenes a cursar estudios que, tal vez, no resultan de su agrado, y defienden la naturalidad de que haya unas profesiones más “masculinizadas”, como serían las científicas y tecnológicas, y otras más “feminizadas”, como podrían ser algunas relacionadas con la salud o la enseñanza.

Sin embargo, la escasez de mujeres en estos campos supone un problema complejo que nace en edades tempranas y con implicaciones en el modelo y la estructura de una sociedad que avanza de forma inexorable hacia un mundo altamente tecnológico. Desterrar estereotipos, visibilizar a mujeres referentes del sector digital y actuar desde la escuela se presentan como condiciones fundamentales para revertir la situación.

Algunos estudios apuntan a la franja entre los 12 y los 16 años como la edad crítica para fomentar estas vocaciones y aplicar estrategias que motiven a las niñas a cursar estos títulos. Un estudio elaborado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (Ontsi) indica que el 5% de los niños de 15 años de países de la OCDE se plantea desarrollar su carrera profesional en el ámbito de las nuevas tecnologías, un porcentaje ya reducido que cae al mínimo de un 0,5% entre las niñas.

El informe “Mujeres en STEM. Desde la educación básica hasta la carrera laboral”, elaborado por ESADE, muestra que las niñas presentan ya en 4º de Primaria una probabilidad un 15% menor que los niños de considerar las matemáticas como su materia preferida, y entre 8 y 9% menor de considerarse buenas, aprender rápido, o disfrutar. A estas edades ya tienen una mayor probabilidad de considerar la materia como aburrida y difícil, de perder interés o abandonar con mayor probabilidad al no entender la materia.

Si nos fijamos en la educación superior, aunque las tasas de mujeres sobre el total de personas matriculadas en grados universitarios STEM no llega al 50% en casi ningún caso, las cifras son especialmente bajas en Matemáticas (36%), Física (27%), Telecomunicaciones (23%) o Informática (13%). El problema resulta más alarmante si tenemos en cuenta que estos porcentajes son considerablemente menores que en 1990, cuando las mujeres representaban un 51% del alumnado de Matemáticas y un 31% del de Física. O que en el año 2000 las mujeres sumaban un 21% de los estudiantes en Informática.

Condiciones laborales

Así las cosas, el porcentaje de mujeres en una ocupación STEM sobre el total de mujeres ocupadas en España a cierre de 2022 sería del 5,5%, una cifra que alcanza el 13% entre los hombres. Y esto se traduce, por un lado, en una limitación de las oportunidades en algunos de los sectores con mejores condiciones laborales. Por otro, en una privación a la sociedad de referentes que podrían inspirar a futuras generaciones.

“La infrarrepresentación de mujeres perpetúa la ausencia de referentes para aquellas más jóvenes y en una situación previa a la elección de sus estudios. Esta ausencia de referentes mantiene los estereotipos y, por tanto, la sensación de no pertenencia, que les lleva a elegir estudios donde creen que ‘encajan’ mejor”, señala Verónica Salgueiriño, catedrática de Física Aplicada en la Universidad de Vigo.

Esto no solo genera disparidad en los porcentajes de hombres y mujeres en las áreas STEM sino que, tal y como indica, distorsiona la proporción de hombres y mujeres que ocupan posiciones en la toma de decisiones con dos consecuencias importantes: “Se establece una gran brecha salarial ya que será mucho mayor el porcentaje de hombres en los puestos en los que se toman decisiones y que son los mejor remunerados. Por otro lado, esas decisiones tomadas con la perspectiva masculina perpetuarán aún más las diferencias, los sesgos y discriminaciones (voluntarias o no) por género”.

Como la incorporación de las mujeres resulta más bien reciente, hay una menor representación femenina en las posiciones directivas en este ámbito, con la consiguiente mayor brecha salarial entre hombres y mujeres, apunta Cora de Diego, Technology Business Manager en Hays España

Los datos de la Guía del Mercado Laboral 2023 indican que solamente un 37% de los hombres vinculados a profesiones STEM tiene un salario inferior a 30.000€ brutos/anuales, proporción que aumenta a casi la mitad (48%) de las mujeres. “De este modo, podemos ver que la brecha salarial es una realidad de los sectores STEM, pero probablemente sea cuestión de tiempo. Una vez la posición del género femenino esté más presente en estas áreas, ya podremos analizar la brecha salarial desde la igualdad de posiciones”, añade.

Algoritmos e Inteligencia Artfificial

Los sesgos de género en los algoritmos y la Inteligencia Artificial son otros motivos de preocupación en cuanto a la presencia de mujeres en estos ámbitos. Salgueiriño advierte de los riesgos de que no se incluya a las mujeres y sus ideas y sus maneras de ver las cosas en estos desarrollos.

“Es una realidad que ya está sucediendo y que se retroalimenta, dados los bajísimos porcentajes de mujeres en las tecnologías de la información”, advierte.

La presencia de mujeres resulta fundamental para avanzar hacia un mundo más equilibrado e inclusivo. “Las posibilidades en este ámbito son inmensas pero dependen radicalmente de cómo aprendan y se entrenen estas tecnologías”, señala Maribel González Vasco, catedrática de Matemáticas Aplicadas en la Universidad Carlos III de Madrid. “Están diseñadas para extraer información y patrones de ejecución y reproducirlos, modificando además su comportamiento en función de cómo les enseñemos a medir el ‘éxito’ de sus realizaciones. Lo que estas inteligencias sean capaces de hacer y su influencia en nuestro mundo dependerá de manera crítica de cómo los humanos sentemos las bases para su desarrollo”, añade.

Esta perspectiva puede supone un aliciente para la entrada de mujeres en los estudios STEM, ya que existe la percepción de que algunas mujeres pueden  sentirse más atraídas por el reto de «humanizar» a una IA o analizar hasta qué punto puede una inteligencia aprender a comportarse de manera compasiva o empática. “Es cierto que este tipo de problemas frontera entre la psicología y la informática resultan atractivos para las estudiantes más jóvenes”, sostiene la matemática.

Diversidad de pensamiento

Las aportaciones de las mujeres a las disciplinas científicas y tecnológicas son muy significativas y de diferente ámbito. Por ejemplo, en lo que se refiere a “una mayor diversidad de pensamiento e innovación, con lo que esto supone en el diseño de nuevos productos debido a las diferentes perspectivas y experiencias que aportan las mujeres”, apunta Susana del Pino, Responsable de Consultoría e Igualdad, Learning &Consulting de Adecco, quien apunta a la industria del juego, donde es más habitual encontrar a niños jugando que a niñas. Una de las principales razones de esto reside en que las temáticas de los videojuegos son más de lucha y fútbol porque los han diseñado hombres. “El potencial de las mujeres consumidoras de videojuegos es enorme pero hacen falta diseñadoras”, recuerda.

Apostar por la incorporación de la mujer a estos equipos también se traduce en una mejora de la marca empleadora de la compañía a la hora de demostrar su verdadero compromiso con la diversidad. “Y muy importante, beneficios para la economía al aumentar el talento disponible en el sector digital”, puntualiza. Claramente el sector digital necesita a las mujeres y, para lograrlo, se necesita la ayuda de todos.