Grafología aplicada a selección: dime cómo escribes y te diré qué tipo de candidato eres
La grafóloga Sandra Cerro nos habla de las claves de la escritura para el análisis de la personalidad
La grafología es una disciplina que remonta sus raíces a siglos atrás y que hoy se aplica a numerosos ámbitos. Desde peritajes judiciales en los que se persigue comprobar la autenticidad de una firma o de un manuscrito, hasta ayudar a las fuerzas de seguridad en la resolución de un crimen. Y también en numerosas aplicaciones relacionadas con el mundo del trabajo, como los procesos de selección. De las derivadas de esta disciplina en el empleo hemos hablado con Sandra Cerro, grafóloga, docente en Grafología Sandra Cerro o en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), escritora, colaboradora habitual de medios de comunicación y profesional responsable de cientos de peritajes realizados para empresas e instituciones de muy diverso ámbito.
“Uno de los primeros ‘empresarios` del que se tiene constancia que hizo selección de personal valiéndose de la grafología fue Nerón. Diversas fuentes históricas apuntan a que el emperador romano elegía al personal a su servicio dependiendo de si le gustaba o no su escritura”, destaca Sandra Cerro. Con el transcurrir de los siglos, la investigación experimental de la grafología fue ganando peso, hasta alcanzar su cenit en el Siglo XIX. “En esta época grandes psicólogos como Alfred Binet investigaron y utilizaron la grafología como herramienta de evaluación psicológica”.
La escritura no se puede modificar, entrenar o falsear conscientemente. Resulta muy prácticamente imposible, engañar al grafólogo». Sandra Cerro.
Pero no fue hasta finales del siglo XX cuando esta técnica comenzó a utilizarse en el ámbito de los Recursos Humanos. “En España, grafólogos como Mauricio Xandró, Isabel Sánchez-Bernuy o Amparo Botella comenzaron a trabajar en selección de personal, aunque de una forma más silenciada y sutil, debido a que las empresas exigían confidencialidad”, explica. Y es que una de las claves del éxito de la grafología radica en su “efecto sorpresa”. “Se pretende evitar que el candidato se prepare de algún modo para realizar estas pruebas. Pero, la buena o mala noticia, según el punto de vista, es que la escritura no se puede modificar, entrenar o falsear conscientemente. Éste es, de hecho, uno de los puntos fuertes de la grafología como prueba selectiva, que resulta muy difícil o, mejor dicho, prácticamente imposible, engañar al grafólogo”, asegura esta experta.
Selección de personal… y mucho más
La selección de personal es la aplicación más conocida de la grafología dentro del mundo de la empresa. Pero también las tiene en otras áreas como el diseño de planes de carrera o la realización de estudios motivacionales en los que las compañías tratan de indagar en los intereses que mueven a sus empleados. “En realidad, se aplica en todos aquellos ámbitos en los que se requiera un conocimiento profundo de la persona”, resume Cerro.
Otra de sus aplicaciones más populares está en la búsqueda de caracteres compatibles para la formación de un equipo eficiente de trabajo
Otra de sus aplicaciones más populares está en la búsqueda de caracteres compatibles para la formación de un equipo eficiente de trabajo. “Este tipo de estudios se solicitan sobre todo cuando un equipo debe trabajar junto durante un periodo largo de tiempo en proyectos en los que no puedan permitirse fisuras provocadas por choques interpersonales. El buen ajuste persona-puesto y la compatibilidad de caracteres en estos casos son fundamentales”, destaca.
Detractores
La grafología aplicada a la gestión de personas está muy extendida en países como Francia, donde se estima que aproximadamente el 80% de las empresas recurren a análisis grafológicos de sus empleados o futuros empleados. En Estados Unidos, organismos como la NASA o el FBI se valen de esta técnica para sus procesos de selección. En España su expansión es todavía sensiblemente menor. Una de las razones por las cuales algunas compañías prefieren mantener un perfil bajo a la hora de admitir que realizan pruebas grafológicas a sus candidatos es la leyenda de ‘poco rigurosa’ que acompaña a esta disciplina. Algunos no dudan en referirse a ella como ‘pseudociencia’.
Sandra Cerro recuerda que la grafología es una técnica científica basada en reglas y postulados que se han ido experimentando y verificando, en base al método hipotético-deductivo, a lo largo de siglos, y que se trata de una disciplina incluso anterior a la psicología. “El grafólogo analiza la escritura de una forma muy exhaustiva, mediante parámetros métricos de tamaño, proporciones o grados de inclinación y dirección, a los que se añade también el análisis de parámetros de forma, continuidad y ritmo que son muy particulares e idiosincráticos del escribiente”.
La grafología una técnica proyectiva que aporta información sobre determinados rasgos del perfil del candidato y pistas sobre su idoneidad o no para un determinado puesto
A los que tachan a la disciplina de superficial, la grafóloga les aconseja que se informen mejor. “¡Todo lo contrario! Se trata de un estudio profundo que no sólo tiene en cuenta multitud de parámetros de análisis, sino también el establecimiento de conexiones y relaciones entre ellos, con el fin de interpretar cada rasgo de personalidad, teniendo en cuenta la idiosincrasia general del conjunto gráfico”, argumenta.
Uno de los juicios de valor en los que suelen incurrir los detractores de la grafología parte de la base de pensar en ella como técnica suficiente por sí sola para determinar la idoneidad de un candidato. Los expertos, sin embargo, recuerdan que se trata únicamente de un recurso complementario a otras pruebas, una técnica proyectiva que aporta información valiosa sobre determinados rasgos del perfil del candidato y pistas sobre su idoneidad o no para un determinado puesto.
Buscando el perfil idóneo
¿Cómo interviene la grafología en los procesos de selección? “Las empresas nos definen primero el perfil profesional, lo que llamamos “profesiograma”. En él se detallan los requisitos psicológicos que se buscan en el candidato, el tipo de tareas que va a realizar, su nivel de responsabilidad, competencias genéricas y específicas, etc. Con estos datos, el grafólogo, bien evalúa la aptitud al puesto de un candidato ya preseleccionado por otras pruebas; bien realiza el filtro de candidaturas entre cientos de postulantes al puesto. Lo natural es que los resultados del informe grafológico confirmen los resultados de otras técnicas de evaluación, como, por ejemplo, la entrevista. Pero también es muy habitual que descubra otros rasgos de personalidad que no salieron a la luz en otras pruebas”, explica Cerro.
Lo primero en lo que se fija el grafólogo es en la impresión del conjunto de la hoja. “Nuestra escritura es nuestro retrato: hay una primera impresión que nos genera ciertos sentimientos, justificados o no, en los que luego entramos a profundizar a medida que vamos conociendo más a esa persona y, en nuestro caso, a medida que nos adentramos en el examen profundo de la escritura”.
Es muy habitual que el informe grafológico descubra otros rasgos de personalidad que no salieron a la luz en otras pruebas
Tras ese primer ‘flash’, el grafólogo inicia un estudio detallado de todos los signos gráficos, entre ellos, “el tamaño de las letras, la forma, la inclinación, la dirección de los renglones, la velocidad del escrito, las uniones entre letras, la presión del grafismo, el orden, letras significativas por su singularidad y ciertos idiotismos o gestostipo particulares del escribiente”, enumera. “El análisis de estos gestos gráficos va seguido de conexiones e inferencias, teniendo en cuenta todo el conjunto del escrito y el tipo de ambiente gráfico que se presenta, que nos llevan a sacar conclusiones sobre la personalidad del candidato”.
Contrariamente a lo que se suele pensar, expone esta especialista, “cada letra no está relacionada con un rasgo de personalidad, sino que éstos vienen definidos por la relación y conexión de un conjunto de signos gráficos. Esta es la parte más compleja de la grafología y para la que se requiere una mayor pericia, mucho rigor técnico y, sobre todo, muchísima experiencia por parte del profesional que la aplica”.
¿Qué reacción provocan este tipo de informes? “Normalmente los clientes se sorprenden mucho de los resultados porque no esperaban un retrato tan detallado de la personalidad. Algunos de los escrutados nos dicen que se sienten completamente desnudos ante el grafólogo”. Algo que, admite la grafóloga, “en el fondo, no deja de ser completamente cierto”.