La formación en la era digital: brecha entre promesas y realidad

Las empresas que no se preocupan por el crecimiento profesional de sus trabajadores pueden enfrentarse a fuga de talento y pérdida de innovación

Formación en la era digital: brecha entre promesas y realidad.

En la era digital en la que vivimos, la formación continua y la adquisición de nuevas habilidadessoft skills y hard skills— se han vuelto fundamentales para mantenerse competitivo en el mercado laboral. Las tecnologías avanzan a un ritmo vertiginoso y la demanda de las empresas cambian constantemente, lo que hace que las personas necesitemos actualizarnos y aprender nuevas competencias para no quedarnos atrás. Sin embargo, en muchas ocasiones podemos encontrarnos una contradicción que persiste en muchas organizaciones: aunque se reconoce la importancia de la formación, muchas empresas no ofrecen los recursos necesarios para que sus trabajadores se formen adecuadamente. A menudo, se prometen programas de formación, pero las acciones no se corresponden con las palabras, lo que crea un vacío, un gap, entre las expectativas de los trabajadores y la realidad empresarial.

El cambio tecnológico es innegable, y en sectores tan diversos como la inteligencia artificial, la automatización, la ciberseguridad o el marketing digital, requieren una constante actualización de habilidades y conocimientos. A medida que las nuevas herramientas, aplicaciones y softwares aparecen en el mercado, aquellos que no se adaptan a estos cambios corren el riesgo de quedarse atrás. Las empresas deberían ser conscientes de esta necesidad, pero la realidad es que muchas veces no cuentan con un plan de formación estructurado que permita a los empleados desarrollar estas habilidades clave. La promesa de «te formaremos» se convierte en una simple promesa vacía que no se traduce en acciones concretas. A veces, los programas de formación se mencionan como parte de la estrategia corporativa, pero en muchos casos, estos planes no llegan a materializarse o se ven reducidos por falta de presupuesto, de tiempo, de personal o por una planificación deficiente.

A menudo, se prometen programas de formación, pero las acciones no se corresponden con las palabras, lo que crea un vacío, un gap, entre las expectativas de los trabajadores y la realidad empresarial

Es cierto que en ocasiones las empresas argumentan que los tiempos son complicados, que la situación económica no permite invertir en formación o que los recursos están limitados, pero el problema no es solo económico, sino que muchas veces es una cuestión de prioridades. La formación de los trabajadores debe ser vista no como un gasto, sino como una inversión a largo plazo. Sin un equipo bien capacitado y actualizado, las empresas están condenadas a estancarse, ya que el talento es el motor principal que impulsa la innovación y el crecimiento. No solo se trata de formar a los trabajadores para que dominen nuevas herramientas tecnológicas, sino de fomentar una mentalidad de aprendizaje continuo que les permita enfrentarse a los constantes retos que la digitalización presenta. Además, la falta de formación tiene consecuencias directas sobre la motivación y el compromiso de estos. Cuando un trabajador siente que no tienen oportunidades para desarrollarse o que sus habilidades no están siendo aprovechadas de manera óptima, puede experimentar frustración, desmotivación o, en el peor de los casos, buscar nuevas oportunidades fuera de la empresa. Esto es especialmente relevante en una era en la que el talento es escaso y las organizaciones luchan por atraer y retener a los mejores profesionales. Las empresas que no invierten en la formación para sus trabajadores pueden encontrarse con un equipo descontento y desactualizado, lo que afectará negativamente tanto a la productividad como a la calidad del trabajo.

Sin embargo, en muchos casos, las empresas que mencionan que no pueden ofrecer formación se olvidan de que el aprendizaje no siempre requiere grandes inversiones ni planes complejos. Existen muchas herramientas y plataformas de formación accesibles y asequibles que pueden facilitar el desarrollo profesional sin necesidad de grandes presupuestos. Desde cursos online hasta webinars y MOOCs, hay múltiples formas de ofrecer formación continua. Además, las metodologías ágiles permiten que los programas de formación sean flexibles y adaptados a las necesidades reales de la empresa y de sus trabajadores.

Existen muchas herramientas y plataformas de formación accesibles y asequibles que pueden facilitar el desarrollo profesional sin necesidad de grandes presupuestos

Lo cierto es que las empresas que realmente invierten en la formación de sus equipos no solo se benefician de un personal más capacitado y motivado, sino que también logran construir una cultura organizacional más sólida y resiliente. En un entorno tan volátil, competitivo y cambiante como el actual, las empresas que no se preocupan por el crecimiento profesional de sus trabajadores pueden enfrentarse a la fuga de talento y a una disminución en su capacidad de innovación. La formación continua no es una opción, sino una necesidad para mantener la competitividad y asegurar el éxito a largo plazo.

No obstante, a falta de formación proporcionada por la empresa, cada uno de nosotros podemos tomar la iniciativa y buscar oportunidades para aprender individualmente, lo que a su vez demuestra proactividad y disposición para adaptarnos a los cambios.

En definitiva, la formación en la era digital es crucial tanto para los trabajadores como para las empresas. Aunque las organizaciones son conscientes de la necesidad de actualización constante, muchas aún fallan en la implementación de programas eficaces. Las promesas de formación, a menudo, quedan en nada, creando un desfase entre lo que se espera de los trabajadores y lo que realmente se les ofrece. Es esencial que las empresas prioricen la formación continua y proporcionen a sus equipos las herramientas necesarias para adaptarse a los rápidos cambios tecnológicos, de lo contrario, podrían quedarse atrás en un mundo cada vez más digital y competitivo.

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