¡Ponedle de una vez el Teams a Robinson Crusoe y dejad que disfrute de su isla en paz!
El abuso de las videoconferencias es tan pernicioso como el de las reuniones presenciales, pero al menos permite un cierto grado de escapismo
El abuso de las videoconferencias es tan pernicioso como el de las reuniones presenciales, pero al menos permite un cierto grado de escapismo
¿Y si llenar nuestra jornada de tareas fuera solo una estratagema para parecer ocupados mientras eludimos aquello que deberíamos estar haciendo?