Discapacidad y trabajo: una comunión justa y necesaria que avanza, pero despacio
Unicamente el 35% personas con discapacidad en edad de trabajar tienen un empleo en España
Si se le pregunta a una persona con discapacidad el regalo qué le gustaría que le trajeran los Reyes Magos, probablemente una amplio porcentaje de ellas respondería que un empleo. Así se desprende del 5º informe Discapacidad y expectativas para el nuevo año, realizado el pasado mes de diciembre por el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, con el apoyo de Smurfit Westrock. Vivienda y empleo son, según este trabajo, los principales deseos que las personas con discapacidad le piden al año recién estrenado. En concreto, el 93,9% de los 310 encuestados dieron al empleo una consideración de “importante”o “muy importante“ como factor determinante para lograr una vida lo más normalizada posible.
Pero lo cierto que ni los buenos deseos son suficientes para provocar un cambio social que permita abrazar la diferencia en el ámbito laboral, ni son los Reyes Magos quienes deben impulsarlo. Corresponde a las administraciones, a las empresas y a la sociedad en su conjunto abordarlo. Y, a juzgar por la cifras, no estamos teniendo mucho éxito. Según los últimos datos del INE disponibles, únicamente el 35,3% personas con discapacidad en edad de trabajar tienen un empleo en España, frente al 59% de las personas sin discapacidad. Y eso que 2022, el último periodo analizado, fue un año récord en cuanto a personas con discapacidad ocupadas, con un total de 538.717, el mayor valor de la última década.
Un 64,7% de las personas con discapacidad en edad laboral no tiene empleo ni lo busca
Entre los peros que ensombrecen esa tendencia positiva, está el hecho de que el 72,9% de los trabajadores con discapacidad son contratados en el ámbito protegido (Centros Especiales de Empleo), y únicamente un 27,1% encuentran un empleo en la empresa ordinaria. Además, según Fundación Adecco, siete de cada 10 personas con discapacidad en situación de desempleo afirman haber sentido discriminación a la hora de competir en el mercado laboral (un 51% en algunas ocasiones, y un 22% de manera constante). Y el dato más demoledor: un 64,7% de las personas con discapacidad en edad laboral no tiene empleo ni lo busca.
El empleo, llave para la inclusión social
Los expertos coinciden en el empleo y todo lo que conlleva en términos de autonomía económica, reconocimiento social, refuerzo de la autoestima o impulso de la cohesión social es uno de los factores más determinantes para lograr la inclusión social plena de las personas con discapacidad. Pero también es un elemento decisivo para el crecimiento empresarial. “Incluir a las personas con discapacidad no solo es un paso esencial hacia una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, alineada con los principios universales de los Derechos Humanos, sino que impulsa la competitividad y la responsabilidad social de las empresas”, asegura Antonio Rueda, director de la Fundación VASS.
Las empresas que han implementado programas de inclusión de personas con discapacidad han experimentado incrementos de entre el 15% y el 20% en su productividad, según la Fundación VASS
Las cifras avalan esta visión. Según el estudio “Estudio de Empleabilidad y Talento Digital 2024”, realizado por Fundación VASS, las empresas que han implementado programas de inclusión de personas con discapacidad han experimentado incrementos de entre el 15% y el 20% en su productividad, lo que “refleja el valor tangible de la diversidad en la cultura organizativa”, apunta Rueda. Además, las compañías que integran tecnologías inclusivas han logrado mejorar la retención de talento un 25% más que aquellas que no han adoptado estas medidas. Algo que, recalca el director de la Fundación VASS, “pone de manifiesto la importancia de seguir apostando por la tecnología como un catalizador de la inclusión y la eficiencia”.
La formación como palanca de igualdad de oportunidades
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) nº 4 reza: “Garantizar el acceso a una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje para mejorar la calidad de vida de las personas”. Un enunciado que parece quedar muy lejano cuando se trata de diversidad funcional. La presencia de personas con discapacidad en estudios de formación superior es del 30,6% frente al 46,7% de las personas sin discapacidad, y únicamente el 19,1% de las personas de este colectivo ha logrado completar estudios superiores. Un déficit que lastra gravemente su empleabilidad.
Para Fundación VASS las personas con discapacidad son un «irrenunciable caladero de talento» que, sin embargo, afronta barreras de accesibilidad y formación, lo que limita gravemente su incorporación al mercado laboral, especialmente en los actuales entornos digitales.
La presencia de personas con discapacidad en estudios de formación superior es únicamente del 30,6% frente al 46,7% de las personas sin discapacidad
Incrementar significativamente esos ratios es una misión en la que deben implicarse activamente todos los estamentos sociales. En ese sentido, entidades como Banco Santander llevan décadas trabajando para mejorar el desarrollo educativo y la empleabilidad de las personas con discapacidad. A través de la Fundación Universia, en los últimos 10 años la entidad ha facilitado becas a más de 3.000 universitarios pertenecientes a este colectivo.
La Fundación ONCE y la Fundación VASS también están desarrollando programas de formación y empleo específicos para personas con discapacidad que se centran en dotar a los participantes de las habilidades digitales necesarias para adaptarse a un mercado laboral en constante evolución. Y es que, apunta Antonio Rueda, “la formación en competencias digitales es clave para cerrar la brecha que aún existe y garantizar que todas las personas tengan acceso a las mismas oportunidades laborales”.
La IA, factor de inclusión laboral
Tecnologías exponenciales como la IA generativa están ayudando a las personas con discapacidad a superar las limitaciones que muchas compañías aducen como pretexto para no contratarlas. “La IA puede ayudar a construir entornos de trabajo más inclusivos y dinámicos, integrando las diferencias de una manera natural a través del diseño de soluciones más integradoras y accesibles”, comenta Rueda. En ese sentido, ilustra, “tecnologías como el reconocimiento de voz y los sistemas de interpretación visual permiten que personas con discapacidades sensoriales y motoras interactúen de manera autónoma y efectiva en sus entornos de trabajo. Esto no solo les otorga mayor independencia, sino que también facilita su integración en equipos de alto rendimiento, donde su talento puede ser aprovechado al máximo y reducir hasta un 30% el tiempo empleado”.
Un futuro esperanzador
La Organización Mundial de la Salud estima que hay 1.300 millones de personas con discapacidad en el planeta, lo que representa el 15% de la población mundial. ¿Cómo se presenta el futuro laboral de este importante colectivo? Según el estudio de Fundación Adecco y Smurfit Westrock, sus protagonistas lo miran con optimismo. El 64,1% de los encuestados creen que 2025 va a ser un buen año para el empleo de las personas con discapacidad, y el 71,3% están convencidos de que el pleno empleo de las personas con discapacidad es un objetivo alcanzable en los próximos 10 años.
Lograr que esos vaticinios se conviertan en realidad será una misión de todos. Porque, como recuerda Antonio Rueda, “las personas con discapacidad aportan un valor incalculable a las empresas desde múltiples perspectivas, y su inclusión es también un acto de justicia social y respeto a los derechos humanos”.
¿Qué aportan las personas con discapacidad a una empresa?
Para Antonio Rueda, director de la Fundación VASS, las personas con discapacidad aportan muchas cosas a una empresa:
- Derecho al trabajo y dignidad. Según la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, todas las personas tienen derecho a trabajar en igualdad de condiciones. Promover su inclusión laboral no solo garantiza este derecho, sino que también refuerza su dignidad y participación plena en la sociedad.
- Diversidad e innovación. La diversidad es una fuente clave de innovación. Las personas con discapacidad aportan puntos de vista únicos que enriquecen la toma de decisiones y fomentan la creatividad en los equipos.
- Compromiso y motivación. Suelen destacar por su gran nivel de compromiso y dedicación, convirtiéndose en un ejemplo de superación para sus compañeros y contribuyendo a un ambiente laboral más positivo y motivador.
- Reflejo de la sociedad. Incluir a personas con discapacidad refuerza el compromiso social de las empresas y las convierte en organizaciones más inclusivas y representativas de la diversidad que caracteriza a nuestra sociedad. Esto mejora su reputación, tanto interna como externamente.
- Mejora del clima laboral. La inclusión promueve la empatía, el trabajo en equipo y la solidaridad entre los empleados, generando un entorno de trabajo más colaborativo y humano.