Comunicación y hablar en público, asignaturas imprescindibles y pendientes
Estas habilidades son en la actualidad indispensables y pueden marcar una notable diferencia competitiva en el entorno laboral
La comunicación, la oratoria y la capacidad de hablar en público son de esas habilidades blandas que no se prodigan especialmente en las aulas. Así que resulta más que habitual que titulados con un brillante expediente académico y profesionales con unas cualidades excepcionales se queden directamente en blanco cuando se tienen que enfrentar a estas situaciones. Un hándicap si tenemos en cuenta que esta capacidad se ha vuelto imprescindible en la actualidad y que marca una notable diferencia competitiva en el entorno laboral.
“Definitivamente, la oratoria y la comunicación son requisitos indispensables en el entorno empresarial actual”, sentencia Silvia Piqueras, directora de Outsourced & Perm Recruitment Services en Hays España. Y es que estas habilidades no solo mejoran las relaciones interpersonales, sino que también son clave para el liderazgo y la gestión de equipos. “Un profesional que se comunica bien tiene más posibilidades de ser promovido, ya que puede influir en otros, presentar ideas de manera efectiva y representar a la empresa en diferentes foros”, apunta.
El valor de la comunicación
Las características que definen a un profesional con buenas dotes de comunicación pasan por su capacidad para transmitir las ideas de manera clara y concisa, de escucha activa y de adaptación de los mensajes a los públicos concretos. Además de la empatía y de las habilidades para resolver conflictos, pueden aportar a los equipos una mejor colaboración, mayor eficiencia en la resolución de problemas y un ambiente de trabajo más positivo. A todo ello, Silvia Piqueras añade que “la buena comunicación también facilita la innovación y la toma de decisiones informadas”.
Por ello no es de extrañar que la expresión oral sea un aspecto muy valorado siempre en los procesos de selección, ya que se considera fundamental para el desempeño en muchos roles. Esta expresión se evalúa a través de entrevistas, presentaciones y dinámicas de grupo. “Un candidato puede tener un currículum impresionante, pero si no puede comunicar sus ideas de manera efectiva, puede ser descartado”, advierte la directora de HAYS, quien asegura que “la habilidad para hablar en público demuestra confianza, claridad y capacidad de persuasión, cualidades esenciales en muchos puestos de trabajo”.
“La habilidad para hablar en público demuestra confianza, claridad y capacidad de persuasión, cualidades esenciales en el trabajo”
Una fobia extendida
Sin embargo, hablar en público puede generar temor e incluso un miedo excesivo e irracional conocido como glosofobia. Voz temblorosa, sudoración, falta de respiración son algunos síntomas de una patología que afecta a entre un 20 y un 85 por ciento de la población general, y hasta casi la mitad de los universitarios.
Pero no todo está perdido para aquellas personas que tienen mayores dificultades en estos campos, ya que se pueden superar y afrontar a través de la práctica y de la formación continua. Existen cursos de oratoria, talleres de comunicación y actividades como el teatro o los debates que pueden resultar muy beneficiosos, aparte de que, como señala la responsable de HAYS, “recibir retroalimentación constructiva y observar a buenos comunicadores ayuda a perfeccionar estas habilidades”.
Para todos los perfiles
Aunque algunas universidades ha incluido la comunicación en sus planes de estudio, este trabajo todavía parece lejos de ser un elemento esencial en la formación de los futuros profesionales. Por ello no es de extrañar que abogados, comerciales, directivos, ingenieros, médicos, profesores y perfiles de múltiples ámbitos recalen en centros formativos especializados para mejorar sus habilidades. “Han llegado a sus puestos de trabajo sin que nadie les haya formado en oratoria y se encuentran con miedos e inseguridades a la hora de hacer presentaciones en su ámbito”, relata la directora de la Escuela Europea de Oratoria, Mónica Pérez de las Heras.
El excesivo miedo al ridículo y la falta de conocimientos son los principales frenos que impiden a estas personas dominar el espacio público. “Como cualquier otra actividad en la vida es necesario conocer las habilidades para después practicar, practicar y practicar”, añade la directora, quien explica que en su centro se emplean técnicas de Inteligencia Emocional y Programación Neurolingüística que ayudan a superar los miedos y avanzar este proceso.
“Para plantarse delante de un grupo de personas y hablar se necesita tener seguridad”. Y, para ello, hay que aplicar lo que Mónica de las Heras denomina las tres claves de la oratoria: naturalidad, humildad y corazón, muy útiles en la vida cotidiana, por otro lado. También se aconseja aprender a gestionar adecuadamente los tres tipos de lenguaje, es decir, verbal (palabras), no verbal (gestos corporales y expresiones faciales) y paraverbal (la voz). “El orador debe conseguir que los tres tipos de lenguaje vayan alineados para dar sensación de credibilidad”.
Formación y práctica
Las ideas claras y la carga informativa, el manejo de la voz, la posición del cuerpo, los gestos, las miradas y el contacto visual, los objetos o apoyos que se utilizan, incluso los silencios en los momentos oportunos son elementos que contribuyen a la expresión en público y que se pueden adquirir con una formación adecuada.
Por eso, desde HAYS se apunta la conveniencia de incluir más asignaturas y actividades prácticas relacionadas con la comunicación en los planes de estudio. En palabras de Silvia Piqueras, “sería muy beneficioso para preparar a los estudiantes para el mundo laboral”.