Así quiere acabar Donald Trump con las políticas de diversidad, equidad e inclusión en las empresas estadounidenses
Compañías como Meta o Amazon ya han anunciado que abandonan o reducen sus programas DEI
Como no podía ser de otro modo, Donald Trump ha entrado como elefante en una cacharrería en La Casa Blanca y ya ejerce como tal con anuncios, nombramientos y medidas destinadas a materializar sus promesas electorales en realidades. Una de las últimas andanadas lanzadas desde el despacho oval tiene como objetivo las políticas empresariales de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Apenas dos días después de jurar el cargo, Trump firmó una orden ejecutiva que acababa con los programas de diversidad en el gobierno federal creados durante la administración Biden. También revocaba una orden, que databa de 1965, que prohibía las prácticas de contratación y empleo discriminatorias para las empresas que realizaban trabajos para el gobierno estadounidense. Toda una declaración de intenciones anti woke.
Pero los ataques del republicano contra la diversidad no se detienen en el empleo público. La misma orden instaba a las distintas agencias de ámbito federal a investigar las iniciativas DEI del sector privado en busca de posibles “infracciones civiles”. En la diana, empresas cotizadas, oenegés y grandes fundaciones. Y un objetivo de ‘caza’ cuantificado: nueve organizaciones investigadas por cada agencia. Unas órdenes, que, en declaraciones realizadas a The New York Times, David Glasgow, director ejecutivo del Centro Meltzer para la Diversidad, la Inclusión y la Pertenencia en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, afirmaba que ya están provocando “miedo y confusión” entre sus posibles víctimas.
Prácticas ‘discriminatorias’
El anuncio ejecutivo supone un paso más en un cambio de tendencia normativa que comenzó en 2023 en Estados Unidos. Ese año el Tribunal Supremo declaró ilegal las medidas de discriminación positiva en materia racial de las Universidades de Harvard y Carolina del Norte, que llevaban décadas marcando el pulso de sus políticas de admisión de alumnos. A la sentencia le siguieron una oleada de proyectos de ley ‘anti DEI’ por todo el país, ocho de los cuales se han acabado plasmando en leyes en estados como Texas y Florida.
En 2023 el Tribunal Supremo declaró ilegal las medidas de discriminación positiva en materia racial de las Universidades de Harvard y Carolina del Norte
La justificación que subyace en esta corriente contra la diversidad es, paradójicamente, que resulta “discriminatoria” por que dan un trato preferente a unos grupos sobre otros. Según los abogados de derechos civiles consultados por The New York Times, los programas DEI legalmente más vulnerables son aquellos que favorecen la contratación o la promoción de personas en función de su raza.
Reacción empresarial
Esta linea argumenta ha sido respaldada por grandes empresarios afines al trumpismo como el inefable Elon Musk. El CEO de Tesla publicaba hace unas semanas un tuit en su red X con el siguiente texto: “DEI es solo otra palabra para racismo. Vergüenza para cualquiera que la use”.
Decía Groucho Marx: «estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros». Ya sea por convencimiento o por evitarse posibles problemas legales en el futuro, numerosas empresas norteamericanas han empezado a aplicar tijera a sus políticas DEI. Desde John Deere hasta Harley Davidson, pasando por Walmart, Amazon o Meta. En el caso de estas grandes tecnológicas el cambio de rumbo resulta especialmente llamativo porque hasta hace muy poco eran las primeras en enarbolar la bandera de la diversidad.
Ya sea por convencimiento o por evitarse posibles problemas legales en el futuro, numerosas empresas norteamericanas han empezado a aplicar tijera a sus políticas DEI
En la compañía de Mark Zuckerberg, el viraje ha sido radical. La red social antes conocida como Facebook eliminó recientemente el puesto de director de Diversidad, al tiempo que anunciaba el final de sus políticas de cuotas de contratación para mujeres y minorías étnicas o de la prevalencia de empresas propiedad de minorías en los procesos de selección de proveedores. En la empresa de de Jeff Bezos, por su parte, la rebaja de las políticas DEI está siendo más gradual y suavizada con una nueva narrativa que habla eufemísticamente de “eliminar programas y materiales obsoletos”.
Riesgos financieros
Para Alberto Andreu Pinillos, director ejecutivo del master de Sostenibilidad de la Universidad de Navarra, uno de los problemas que subyace a estos cambios de posición es que de todas las dimensiones que incluye la sostenibilidad, la social es la que menos ligada está a los aspectos económicos. Algo que podría favorecer que las empresas se bajen de ese barco con mayor facilidad. “Hay una clara correlación entre fenómenos climáticos extremos y riesgo financiero. Y también se aprecia relación causa-efecto entre escándalos de gobernanza y quebrantos patrimoniales. Pero más allá de ser una demanda social, desde un punto de vista financiero, no está tan claro que haya un riesgo por el hecho ser más o menos diverso”, argumenta.
Ahora bien, ¿quiere decir esto que las empresas van a abandonar los criterios de diversidad e inclusión movidas por el cambio de signo político? “Si con ello se arriesgan a perder talento, lo dudo mucho, porque se estarían dando un tiro en el pie”, opina Andreu Pinillos.
Debate ideológico
Las noticias de los movimientos anti DEI han cruzado rápidamente el charco. Fundación Adecco publicó ayer mismo el informe «El estado de las estrategias de Diversidad, Equidad e Inclusión (DE&I) 2025: el momento de la verdad”. Un documento cuyo objetivo, apunta la nota de prensa que lo acompaña, es “arrojar luz a las empresas, en medio de una batalla cultural en torno a temas que generan gran desacuerdo social y polarización como el lenguaje, la meritocracia, el movimiento woke y sus detractores, la cultura de la cancelación, el género y el sexo o las migraciones como oportunidad o, por el contrario, como riesgo para la identidad nacional”.
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, se mostraba aun más contundente: “Estamos asistiendo a un debate ideológico y político que afecta a la cohesión social. Desde la Fundación Adecco consideramos que la única ideología que debemos defender las empresas, a través de las estrategias de diversidad, equidad e inclusión, son los valores democráticos, la pluralidad de nuestra sociedad y el humanismo. En medio de esta batalla cultural, las empresas y los líderes empresariales de nuestro país tenemos que actuar y resolver los dilemas de nuestra dinámica empresarial con ética y con un sentido de propósito que nos conduzca al bien común”.
Efecto contagio
¿Podría esta ola anti diversidad contagiar a las empresas europeas? Miguel Rull, CEO de Talianz, recuerda que la influencia norteamericana es enorme, “tanto para lo bueno como para lo malo”. Y pone un ejemplo: “gran parte de las iniciativas de políticas ESG (Ambientales, Sociales y de Buen Gobierno) han sido desarrolladas en Estados Unidos o han recibido un impulso decisivo desde ese país”.
Rull tacha el ataque a las políticas DEI de “medida reaccionaria y regresiva”, y, expresa su temor de que pueda “extenderse y contagiar a otras organizaciones y otros países”. Afortunadamente, matiza, “muchas organizaciones tienen políticas en las que creen firmemente y que derivan directamente de sus principios y valores. Y en esos casos el cambio es más difícil que se produzca”.
La influencia norteamericana es enorme, tanto para lo bueno como para lo malo. Miguel Rull (Talianz)
El CEO de Talianz defiende que las medidas de diversidad, equidad e inclusión son, en general positivas, aunque, admite, “ha habido casos de planteamientos maximalistas, exagerados y de sobreprotección con malas consecuencias. Pero son casos extremos y aislados”.
Para este experto, el momento actual supone una oportunidad para revisar y depurar estas y otras políticas empresariales. “Los tiempos cambian y las empresas deben acomodarse a esos cambios. Pero una regresión generalizada en normas internas relacionadas con las DEI sería una muy mala noticia”. Entre otras cosas, concluye, “porque la empresa se beneficia enormemente de propiciar la inclusión y la diversidad en sus equipos de trabajo, y ese beneficio se extiende a toda la sociedad”.